Heredando parte del contenedor con el que conocemos a sus hermanos mayores los Airpods Pro, estos AirPods de tercera generación (o AirPods 3, como todos los conocemos coloquialmente) tienen pequeños detalles que los diferencian. El principal es que en este modelo el contorno de la cabeza principal de cada auricular es algo más redondeada que el del modelo Pro, para ayudar en la fijación en la oreja y mejorar en comodidad.
Y es lo que consiguen: desde el momento en el que los sacamos de la caja, hasta después de haberlos llegado puestos varias horas, estos AirPods 3 en mi opinión son los más cómodos de los tres modelos: menos intrusivos que los AirPods Pro a nivel físico al no tener las almohadillas de acople, y también menos propensos a caerse debido a algún roce accidental con la ropa.

El tallo es también más corto, pero se encuentra equilibrado con el cuerpo principal de los auriculares, evitando que se pueda caer con facilidad y ayudándolo a mantener fijo en la oreja, incluso haciendo deporte. Es 1/3 más corto que su predecesor, pero no por ello no incluye más controles de reproducción que los Airpods 2: mediante los mismos combos de botones que los AirPods Pro seremos capaces de utilizar - usando un sensor de presión - la reproducción del audio:
- Pulsar una vez para reproducir, pausar o responder una llamada.
- Pulsar dos veces para avanzar a la siguiente canción.
- Pulsar tres veces para volver a la canción anterior.
- Mantener pulsado para Siri (a la que también se puede invocar diciendo "Oye Siri" mientras los llevamos puestos)

Aún contando con el mismo chip H1, los avances en el hardware acústico y su estrecha relación con el software de los dispositivos Apple permiten a estos nuevos AirPods 3 experiencias aún más inversivas: la primera de ellas es la ecualización adaptativa.
Esta tecnología, que ya estaba presente en los AirPods Pro, utiliza un micrófono extra orientado hacia adentro para detectar lo que estamos escuchando y hacer miles de cálculos en centésimas de segundo para afinar las frecuencias medias y bajas de la canción: el objetivo es adaptar la sonoridad acústica propia de cada uno de nosotros a la música que los AirPods están haciendo sonar efectivamente, escuchándose a si mismos. En la práctica, percibiremos siempre un sonido claro con un fondo sin distorsiones y sintiendo esos matices musicales que hacen única cada canción, en lugar de un sonido plano con altibajos en la calidad de reproducción.
